domingo, 15 de diciembre de 2013

Despertar

Hace tiempo que todo dejo de funcionar, que todo se paró de repente en un choque frontal entre dos decisiones. Dos decisiones que me mantienen en vela durante las noches, dos decisiones: el anhelo de lo que pudo haber sido y el riesgo de cometer ese ''pudo haber sido''. Son tantas las noches despiertas, dándole vueltas a este pensamiento, demasiadas vueltas. Escucho en el rumor de las hojas mecidas por el viento tu voz, que me susurra al oído con intensidad un quizás. Vuelvo a la cama y me invade el olor a la soledad, el olor a que una vez más no estas aquí, doy vueltas y lo único que consigo es volver a pensar en ti. Tengo un sueño, un sueño en el que tú apareces y me llevas junto a ti, pero de repente te pierdo y no sé hacia donde ir y me despierto. Estoy boca arriba y miro fijamente al techo y vuelvo a levantarme y camino hacia la ventana y observo la intensidad de la noche, una noche más que estamos perdiendo, una noche menos que podría formar parte de nuestros recuerdos. Y así continuo hasta que los primeros rayos del amanecer tocan mi piel, dándome calor, haciéndome sentir tan bien, casi tan bien como me haría sentir tu calor. Es casi como si no hubiera aire para respirar, es como sí muriera con cada latido. Y aquí me tienes un amanecer más deseándote, esperándote, anhelándote y reclamándote. 



''Escucha bien amor lo que te digo pues creo no habrá otra ocasión 
para decirte que no me arrepiento de haberte conocido.''
Camila

jueves, 7 de febrero de 2013

Carta al patrón

Hace poco escuché que cuando alguien se marcha para siempre y aún te quedan muchas cosas por decirle, debes escribir una carta donde puedas escribir todas esas cosas que no pudiste decir a tiempo y que, una vez escrita la quemas y la dejas libre ya que podrás quemar parte del dolor que sientes...


Bien, esta es mi primera carta. Son tantas las ideas que me vienen para decirte pero no sé como plasmarlas en el papel. Sé que del algún modo u otro estás con nosotros, cuidándonos, guiándonos, ... seguramente estás bien. Nosotros te echamos de menos cada día, recordando tu voz, tu olor, tu calor...

Sé que al recordarte tanto no sé si te dejamos descansar como mereces, pero todavía aún así no me creo esto que ha pasado después de tanto tiempo. Me gustaría ser fuerte y decirte que no es así, que seguimos adelante pero cuesta mucho, y muchas veces me invade tu recuerdo y no puedo continuar. Sigo pensando que ÉL te ha reclamado demasiado pronto, aunque sé que estás bien acompañado, y decirle a otro de mis ángeles que también se fue demasiado pronto y que ojalá tuviera más recuerdos de él.

Lo único que quiero es que te sientas orgulloso de mí, porque sé que cada día estás conmigo. Tequiero.